LA INNOVACIÓN EN LAS EMPRESAS

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Lo importante para cambiar son las personas, el esfuerzo y las ideas

La innovación siempre surge de la necesidad de solucionar un problema. El término innovación proviene del latín “innovare” que significa “renovar”, ya sea un producto, un proceso industrial o un servicio que realiza la empresa, tal como se recoge en la definición del Manual de Frascati.

En un mercado cada vez más globalizado y más competitivo, donde la oferta supera ampliamente la demanda por parte de los consumidores, innovar ya no es una opción para las empresas si no que se ha convertido en una necesidad para seguir compitiendo en el mercado y no quedarse atrás. Las empresas tienen que estar en constante evolución para encontrar las ventajas competitivas que les permitan diferenciarse de la competencia. Por tanto, la innovación es la mejor estrategia para asegurar que las empresas puedan perdurar en el tiempo.

Además, la demanda por parte de los consumidores es cada vez más sofisticada. Disponen de mucha información sobre los productos y sobre las empresas que los fabrican, saben lo que quieren comprar y si el producto no cumple sus expectativas, no dudan en publicarlo en las redes sociales y foros donde la información llega a muchísimos otros usuarios o potenciales usuarios del producto. Por tanto, el entorno se ha vuelto mucho más exigente y las empresas deben ser capaces de adaptarse a estos cambios.

En muchas ocasiones se piensa que la innovación se hace solo en el dpto. de I+D de la empresa, o que se trata de un proceso que no se puede sistematizar, pero esto no es así. La innovación debe ser un proceso más dentro de la empresa, se debe disponer de procedimientos en el sistema de innovación, definir unos indicadores y objetivos de los cuales se ha de hacer un correcto seguimiento para detectar posibles desviaciones y corregirlas, evaluar los resultados, etc. La innovación debe recorrer la organización de arriba abajo para asegurar que tenga éxito, la alta dirección ha de impulsarla y, por supuesto debe estar alineada con la estrategia de la empresa.

Es importante focalizar la innovación a través del uso de herramientas de creatividad para generar nuevas ideas y conceptos que se convertirán en nuevos productos, servicios o procesos que la empresa podrá comercializar.

Uno de los modelos de innovación más reciente es el Modelo de la Triple Hélice que fue propuesto por Etzkowitz y Leydesdorff en el cual hay tres componentes que necesitan mantener interacciones dinámicas entre ellos para mantener la estabilidad del sistema. En el modelo de innovación estos tres componentes son las universidades y centros de investigación donde se hace la mayor parte de I+D, las empresas e industrias donde a partir del conocimiento generado en la I+D desarrollan innovación para ser aplicada en nuevos productos y servicios para el mercado, y las administraciones públicas que deben incentivar la creación del conocimiento.

Para conseguir que este modelo de innovación funcione es necesario crear un espacio para la coordinación entre las universidades y las empresas, alinear sus objetivos incluyendo facilitadores para la transferencia de conocimiento y que permitan orientar la investigación según la demanda de la sociedad para generar conocimiento aplicado, incentivar la creación de empresas a partir de las universidades y favorecer la financiación para desarrollar proyectos conjuntos entre las universidades y las empresas.

Por tanto, podemos concluir que en el mercado actual la innovación ya no es una elección, es una herramienta de competitividad necesaria para garantizar el crecimiento de las empresas. Y si la innovación es estratégica, lo verdaderamente importante para cambiar son las personas, el esfuerzo y las ideas.
 

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