Solo la ética consciente tiene sentido
A. Ruth Rodríguez – InHouse Corporate Lawyer
Es evidente que en el mundo actual de los negocios algo ha cambiado, sobre todo tras la última crisis mundial, provocada en gran medida por la irresponsabilidad y comportamiento del sistema financiero. Ya no se trata sólo de obtener un resultado económico, de ganar dinero, sino que toma relevancia cómo se obtiene ese resultado, la forma en que se gana ese dinero es lo que hace que una empresa tenga o no un comportamiento ético.
Pero, ¿qué entendemos por ética en los negocios o ética empresarial? Concepto tan usado y abusado que a veces queda vacío de contenido. La ética empresarial se define como el conjunto de valores y principios por los que se rige una empresa, tanto en su actividad y procesos internos como en sus relaciones con terceros.
Esta definición es muy estética, pero si queremos ir a la esencia de la ÉTICA debemos reflexionar: la ética no es sentimiento del bien y del mal, no es cumplir las leyes, la ética no es religión, no es sólo comportarse como acepta la sociedad, ni tan siquiera es sólo Responsabilidad Social Corporativa.
La semana pasada asistí a unas jornadas sobre Compliance, y uno de los ponentes hizo una afirmación con la que no puedo estar más de acuerdo, la Ética es CARÁCTER, es ELEGIR, OPTAR por tener un determinado comportamiento. La Ética son los principios que rigen la toma de decisiones en libertad y de forma responsable, es decir asumiendo las consecuencias. En un mundo masificado y a la vez radicalmente individualizado, la Ética no es customizable. La ética puede venir por coacción, por convicción o por conveniencia. Sólo la ética convencida tiene sentido.
La Ética debe ser el alma de un negocio, como el corazón es su personal y el motor su actividad. Los Códigos éticos no pueden ser “papel mojado” en una empresa, deben guiar la actividad de sus miembros por convicción. Es cierto que para su eficacia necesita marcos y recursos, pero todo esto sin la opción responsable no tiene valor, y queda como una medida cosmética.
Pero es que además la ética es rentable, y sólo apreciamos su importancia cuando falta:
– Las empresas que apliquen los principios éticos pueden obtener ventajas frente a sus competidores, sobre todo creándose una buena imagen de cara a sus clientes y a la sociedad en general: una buena reputación.
– Los comportamientos éticos favorecen las buenas relaciones entre los empleados de la empresa, generando un buen clima laboral, lo que en definitiva ayuda a la obtención de buenos resultados.
– Si los empresarios adoptan comportamientos éticos, sirven como ejemplo a los trabajadores, que es probable que hagan lo mismo. De este modo, sus objetivos personales se acercarán a los objetivos de la organización.
– Las compañías cuyos comportamientos sean poco éticos serán fuertemente penalizadas por sus clientes y por los consumidores en general. Además de las sanciones administrativas y las multas que les pueden imponer, verán disminuidos sus ingresos por la bajada de las ventas, y se crearán una mala imagen muy difícil de superar.
En definitiva, la ética en una empresa la define y le imprime su forma de ser.