Hablemos estadística
Quizá los planes de estudio o algunos docentes no han sido capaces de despertar la necesidad en sus alumnos, pero lo cierto es que, hoy en día, muchas empresas no ven la estadística como herramienta estratégica.
Sin embargo, hay muchos casos de éxito donde ésta ha sido el punto de inflexión hacia modelos más eficientes.
El más evidente es el del desarrollo de Japón tras la II Guerra Mundial. La unión de científicos e ingenieros japoneses decide contratar a Edward Deming para que enseñe estadística a los ingenieros del país. Hoy se dice en Japón que Deming es el padre de la tercera revolución industrial.
En el deporte, también es utilizada con éxito, hasta tal punto que el cine se hace eco en algunas películas. “Rompiendo las reglas”, es un ejemplo. En esta peli basada en hechos reales, la estadística revoluciona un modesto equipo de beisbol gestionado por Brad Pitt.
Indudablemente, hoy es una herramienta corriente en todos los vestuarios de alto nivel.
El método científico, base de la evolución del conocimiento del ser humano, en su fase de análisis, utiliza la estadística para demostrar la hipótesis. Vamos, que la diferencia entre el refranero popular y la ciencia, está en la estadística.
No obstante, la implantación en nuestra industria manufacturera no ha sido tan evidente: normalmente el conocimiento estadístico, cuando lo hay, se ve confinado a algunas áreas.
Solamente unos privilegiados visionarios son capaces de tomar decisiones sin datos y acertar en la mayoría de las veces. Al resto, solo nos queda el análisis de los datos a través de la estadística para acertar en el 95% de los casos.
Actualmente, los programas estadísticos están al alcance de cualquiera; su aporte a la toma de decisiones es tan evidente y fácil, que tendríamos que hablar estadística en nuestras empresas.
Al igual que la potencia sin control no sirve de nada, como decía aquel anuncio de automóviles, los datos sin la estadística tampoco.
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