Con el nuevo almacén central de SPB vamos a dejar de emitir más de 5 toneladas de CO2 al año
Amparo Guanter – Líder de Área de Sostenibilidad Medioambiental
El aumento de temperaturas y el calentamiento del planeta se han visto acentuados en las últimas décadas debido al aumento de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) como el dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, gases fluorados y otros. Los gases de efecto invernadero producen un efecto de calentamiento similar al que ocurre en un invernadero, con una elevación de la temperatura del planeta.
Limitar estas emisiones es uno de los mayores desafíos a los que se ha enfrentado la humanidad. Para cumplir con el compromiso asumido en el Acuerdo de París de las Naciones Unidas sobre el cambio climático debemos limitar el calentamiento global a menos de dos grados centígrados para 2050, que no parecen mucho, pero marcan una gran diferencia en el futuro de nuestro planeta.
En SPB llevamos tiempo tomando acciones dirigidas a contribuir a la mitigación del cambio climático. SPB, con AZA Logistics como operador logístico, ha puesto en marcha una nave logística de 15.000 m2 en Cheste, la nave consta de 14 muelles y una capacidad de almacenamiento de 22.500 pallets. Con su puesta en marcha y debido a que la nave se encuentra situada a escasos metros de las tres plantas de producción que SPB tiene en Cheste, SPB deja de realizar 39.000 km/año en transporte, reduciendo las emisiones en 5.460 Kg de CO2/año, disminuyendo así el impacto medioambiental ocasionado por el transporte. Para hacerse una idea, estos 39.000 km casi equivalen a la circunferencia de la Tierra medida en el ecuador (40.000 km).
Además, en 2020 se va a realizar una inversión para instalar paneles fotovoltaicos en el techo de la citada nave logística, lo que permitirá el autoconsumo eléctrico.
En términos energéticos, SPB consume energía verde en todos sus centros productivos, así como en las oficinas y el centro de innovación y desarrollo tecnológico.
De esta manera, también contribuimos al logro de algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados en 2015 por Naciones Unidas, como el ODS 12 (producción y consumo responsable) y el ODS 13 (acción por el clima).
La transición a una economía baja en carbono es un proceso indispensable para frenar los efectos de calentamiento global. Esta descarbonización requiere de compromisos inmediatos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero por parte de los países y empresas.
Actualmente, la sociedad también ha tomado conciencia del aumento de temperaturas en el planeta y está demandando productos más responsables con el medio ambiente, premiando a empresas que incorporan estos aspectos en sus políticas.